12 Sep 2020

¿Qué es esa cosa llamada interdisciplina?

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Desde que existe la escritura, la división entre disciplinas es parte del esquema básico de producción y asimilación de los saberes. La Biblioteca de Alejandría ejemplifica esta tendencia, por una necesidad práctica de tener organizado el enorme volumen de textos que poseía. Otro momento importante se dio en la Universidad de París en el siglo XII, motivado por la necesidad de organizar la enseñanza desde cátedras diferentes. La unificación entre áreas de conocimiento ha sido también un ítem importante a lo largo de la historia de la filosofía, y muchos criterios de diferenciación han tenido un impacto profundo en la impartición de saberes. Ejemplos clásicos de esto son la división de tipos de saber según facultades del alma que introdujo Platón, las sistematizaciones de Diderot y d’Alembert acerca de las relaciones de dependencia entre ciencias en su proyecto enciclopédico, o la propuesta de Comte de distinguir entre saberes según dominios de conocimiento, entre muchos otros ejemplos.

Pero más que puntos nodales en la historia o reflexiones filosóficas, la división entre saberes en prácticas disciplinarias es un proceso complejo que ha estado presente en varios aspectos de la historia de la humanidad. La producción intersubjetiva de saberes se acopla a una red preexistente de conocimientos que, al transmitirse, adopta las divisiones y relaciones que ya existían en la red, produciendo al mismo tiempo cada vez más capas de complejidad. Si hablamos de la ciencia en período normal, lo que se observará es un desarrollo acumulativo en el que la transversalidad y la profundización de conocimientos previos se incrementa de modo simultáneo, al tiempo que exige la creación de nuevas subdisciplinas.

En la Biblioteca y en la Universidad, subyacente a la división, existía un espacio físico común para los textos y las clases. En las redes de conocimiento, siempre existieron conexiones entre áreas, y los desarrollos en cada una repercutieron en el resto. En las técnicas, siempre existió una importante retroalimentación entre los diversos campos de desarrollo. La especialización, así, no implica, y nunca realmente implicó parcelación y aislamiento absoluto de los conocimientos.

Ha habido ciencias separadas que, producto de complejos procesos de reorganización conceptual dados en el interior de varias áreas de conocimiento, confluyeron en demarcaciones que las terminaron unificando. Hay, por otra parte, fenómenos interdefinibles que implican la interacción entre niveles de análisis provenientes de más de una ciencia. Se apela en estos casos a la interdisciplina para poner en cooperación los saberes de expertxs de las áreas relevantes en vistas a un fin determinado. Un acelerador de partículas, por ejemplo, existe a merced de una red de múltiples experticias de áreas diversas, que pueden articularse entre sí en marcos teóricos, prácticos y metodológicos comunes. Lo mismo el desarrollo de una vacuna, o iniciativas como The Human Brain Project.

El producto emergente de la interrelación entre áreas distintas, en algunos contextos históricos, también dio lugar al nacimiento de nuevos campos disciplinarios. Por ejemplo, en las Conferencias Macy varixs científicxs e ingenierxs vieron la posibilidad de sintetizar las ideas con las que trabajaban en el enfoque cibernético, o la Conferencia de Dartmouth, en la que se dirimieron ideas iniciales que posteriormente dieron lugar al desarrollo de la Inteligencia Artificial. El accionar recíproco entre saberes también es una necesidad que atraviesa a las propuestas pedagógicas en ámbitos universitarios en los que, en diversos grados y niveles, el cruce entre disciplinas estará más o menos incluido en programas académicos de carreras científicas, de humanidades, de diseño, ingenieriles, artísticas, y en términos generales, prácticamente en todo lo que podamos denominar “disciplina”. El supuesto en estos casos es que, para tener una capacidad crítica más amplia, y herramientas de análisis más flexibles, es recomendable comprender elementos de otras disciplinas, con o sin necesidad de elaborar un lenguaje o teoría en común que los unifique.

Pero todos estos ejemplos son muy distintos y colapsarlos todos bajo la palabra “interdisciplina” sería un error. En epistemología, para neutralizar esta ambigüedad, se suele distinguir entre trans, inter y multidisciplina. La primera puede entenderse como el conjunto de temáticas, herramientas de análisis y objetos de estudio que son comunes a diversas disciplinas. A la segunda, como la integración del conocimiento producido por diferentes disciplinas respecto de un objeto, sistema o conocimiento en particular, y la tercera como la comunicación o conjunción entre conocimientos diversos, sin necesariamente esperar una integración entre ellos.

Además de su necesidad en el marco del estudio y la investigación académica, estos conceptos son herramientas que responden a la búsqueda de una mayor amplitud y profundidad de análisis para comprender al mundo en el que vivimos. Un mundo en donde la composición de tecnologías que atraviesan nuestra vida en casi todos sus aspectos, también manifiesta una lógica basada en la división de técnicas. El diseño de la computadora, la tablet o el smartphone en el que leés esta nota, por ejemplo, se elaboró a partir de la interacción coherente y ordenada de varios módulos productivos distintos, que manejan diversos conocimientos, y no se necesita que los grupos humanos encargados de cada uno de ellos conozca en detalle los conocimientos implícitos de los otros. Generalizando, el mundo en el que vivimos está amplia y profundamente marcado por esta pauta; todxs, en mayor o menor grado, somos expertxs en algo e inexpertxs en la mayoría de las cosas, y es casi indefectible que sea así. El mercado fin anciero, los impactos ambientales, los algoritmos de recomendación, la publicidad, la industria farmacéutica, los sistemas políticos y, en general, todos los sistemas que tienen impacto en nuestras vidas, están regidos bajo lógicas pertenecientes a distintos dominios del saber, y quienes se encuentran involucrados en el estudio de algunas, ignoran una gran parte de los conocimientos de las otras. ¿Cómo lidiar, entonces, con este hecho? ¿Qué tipo de reacciones nos puede deparar vivir repletos de variables imposibles de comprender para un solo individuo? ¿Qué dinámicas de interacción entre saberes pueden resultar más fructíferas al momento de reducir esta entropía informacional?

En este sentido, la inter, la trans y la multidisciplina cumplen un papel político crucial si las pensamos como agenciamientos en pos de la apertura, la organización y la accesibilidad de la información. Para ser agentes con mayor autonomía, es necesario que poseamos conocimientos de varios dominios distintos. Ahora bien, como no podemos ser expertxs en todo, porque nuestro tiempo y nuestra energía de trabajo en la vida son limitados, los moldes de producción para la experticia no parecen ser los adecuados para ofrecer una respuesta a este problema. En principio, en verdad no se trata de pretender el imposible de la experticia total en todo, sino de lateralizar y transversalizar conceptos y nociones, utilizar perspectivas distintas para pensar las propias, e incrementar progresivamente un mapa de los saberes, a partir de temáticas concretas que nuclean diversas áreas. Podemos llamarlo un cruce de disciplinas entre inexpertos. La escalabilidad de una dinámica de este estilo dependerá de aprovechar los esfuerzos centralizados que se llevan a cabo en las distintas academias, pero sin cerrar su auditorio en ellas. Que aproveche las herramientas tecnológicas que tenemos al alcance para producir nuevas relaciones entre áreas, pero a su vez, impidiendo que éstas estén condicionadas por la acumulación de datos en manos de empresas privadas como principal medio de producción de valor.

Esta tarea implica un acercamiento entre estamentos que están aislados entre sí, y un esfuerzo social no menor. Pero la búsqueda de autonomía en este mundo de creciente complejidad, que ya de por sí se nos presenta como inter, trans y multidisciplinario, lo está demandando cada vez más.


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Escrito por: Santiago López

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